Corriente atlánticas llegan, "por fin, a Barcelona"
Xoel López presenta por primera vez su disco Atlántico en la ciudad condal
Embelesados por el olor que desprendía el azahar de los naranjos del patio de la Biblioteca Nacional de Catalunya, nos adentramos en uno de los conjuntos de gótico civil más importantes del país, el antiguo Hospital de la Santa Creu de Barcelona. No era extraño ver algunas caras curiosas estudiando el singular espacio que Estrella Galicia había escogido para el concierto de su paisano.
Aunque con un poco de retraso, los recuerdos atlánticos llegaron en forma de gaviota, cuyo canto se mezclaba con Here comes the sun, que servía como introducción musical hasta la llegada al escenario de Xoel y toda su banda. Sabía que su público era diverso, así que no dudó en saludar con un “Boas noites, bona nit, buenas noches”. Un inicio reflexivo con Buenos aires, toda una declaración de intenciones: íbamos a revivir su experiencia en el otro lado del charco. Aun más revelador era seguir con El hombre de ninguna parte que, junto con Caballero, llenando la sala de ritmos latinos que hicieron bailar al público.
Las primeras canciones pertenecían a Atlántico, pero tocaba hacer un salto al pasado para aquellos nostálgicos que se encontraban en la sala. No sin antes hacer una pequeña crítica a “esa necesidad que hay de romper con el pasado cuando se empieza algo nuevo”, añadiendo que ahora, después de un largo recorrido del álbum, “la gente ya ha entendido el cambio”. Así introdujo Pájaros negros, de su época como Deluxe, que trajo rock melódico y nos dejó ver la gran conexión existente entre los miembros de la banda. Una banda procedente de Galicia, Asturias y Argentina, que mostraron sus dotes con las guitarras, la batería, el teclado, las maracas y otros tantos instrumentos, y ayudando a Xoel con los coros.
Después del rock, vino el momento semiacústico para hablar de amor en La boca del volcán y también contarnos la historia del Joven poeta, en una mezcla entre tango y bolero, en la cual pidió explícitamente la colaboración del público. Eso nos transportó en un segundo a un piano bar argentino a las 3 de la mañana, acompañados de nuestro particular piano man.
Y nos volvió a llevar al pasado: Parando el Tráfico, de Lovely Luna, con el actual guitarrista de su banda, Félix Arias; y Requiem (no fui yo) de Deluxe, con el público coreando. Eso fue después que Xoel sacara su armónica y deleitara al numeroso público gallego con la Muñeira de Lugo. Un público que se encuentra, como lo ha estado el cantante, lejos de su Tierra: canción con la que siguió y construyó uno de los momentos más emotivos del concierto, gracia a sus toques de ternura y nostalgia que testifican su experiencia personal.
Tocaba el momento de agradecer a todos aquellos que habían hecho posible ese concierto. Primero de todo, al equipo de SON Estrella Galicia, artífices de esa gira. Y agradeció a “cada uno de vosotros por haber venido” a un concierto que tenían ganas de hacer y que “superó todas nuestras expectativas”. Agradecimiento a un público que siguió sin rechistar la improvisación “onomatopéyica” de Xoel después de Desafinado amor.
El concierto parecía llegar a su fin. La gente enloqueció con Historia Universal, uno de los mayores éxitos de Deluxe. Y el círculo de Atlántico se cerraba con la canción que pone punto y final al álbum, El asaltante de estaciones, y que además da título a la aventura editorial de Xoel. Canción que dilató al máximo, con momentos instrumentales que mezclaba el rock con sonidos cubanos, y que usó para demostrar sus dotes con la guitarra.
Xoel y su banda desaparecían durante unos minutos. Pero él volvía, y lo hacía de la manera más dulce posible, con una versión acústica de Postal de Nueva York. Le siguieron Quemas y la versión de El amor valiente con él en el teclado. La melancólica De piedras y arena mojada ponía fin a un concierto que gran parte del público ansiaba desde hacía tanto tiempo. Deleitó nuestros oídos con sonidos de todo el mundo y dejó claro que, junto con su esencia de estrella del rock, su viaje por otras tierras han convertido a Xoel López en un artista renovado, que inspira, transmite y nos permite dejarnos llevar por nuestras propias experiencias. ¿No es éste, pues, el objetivo de la música?